Llegó una nueva generación del iPhone: el smartphone que revolucionó las telecomunicaciones, que se convirtió en el equipo más vendido del mundo, que hizo que compañías como Nokia desaparecieran del mapa, que convirtió a Apple en la empresa con mayor rentabilidad global.
Soy un convencido que no hay personas reemplazables. Algunas, por su lugar en el planeta, tienen un mayor nivel de relevancia en cuánto a su influencia.
Steve Jobs, claramente fue uno de esos genios, que cada tanto cambian los paradigmas. Jobs era obsesivo, adicto a la perfección del diseño, un incansable buscador de ser el mejor, de lograr el producto más grandioso sin importar cuánto trabajo requiriera.
Desde su fallecimiento en 2011, Apple entró en una serie de decepciones para los seguidores de la marca. La empresa perdió el rumbo en innovación. Los números demuestran que la firma está en su mejor momento histórico. Pero la realidad, en que a largo plazo la “manzana” enfrenta varios problemas.
Jobs también cometía errores. Pero si hay algo imposible de criticarle es su fanatismo por el diseño.
El iPhone 4 fue una joya de la telefonía, con sus bordes rectangulares y su parte trasera de vidrio. En términos de usabilidad, el vidrio se rompía fácilmente si se caía, y los bordes no eran los más cómodos al apoyar el equipo en la cara. Pero desde lo estético, su estilo marcó las generaciones de los iPhones 4s, 5 y 5s, además de las líneas que también siguieron otros fabricantes y que se aplicaron en los últimos años.
El nuevo iPhone 6 (en sus dos versiones de display), presenta algunos errores llamativos. Errores quizás pueda sonar para algunos una palabra excesiva o no acertada.
Por empezar, lo que más sorprende es la cámara que sobresale del dispositivo. A pesar de que el iPhone 6 es más delgado que su predecesor en sólo 0,7 mm (es decir, menos de un milímetro), el hecho de que la lente rompa la continuidad del gadget, no sólo habría sido rechazado bajo todo concepto por Jobs, sino genera varios problemas de uso, especialmente produciendo rayones en la superficie en la que se apoya.Pero lo más curioso es que la cámara del iPhone 6 no mejoró en términos de hardware en relación al iPhone 5s. Mantiene sus 8MP y la apertura de la lente.
Además, las curiosas líneas blancas (que en realidad son parte de las antenas) en la parte trasera fueron consideradas por los principales portales de tecnología como literalmente “feas”. No hay puntos grises en este sentido: son feas. Nunca nadie dijo que algún aspecto de ningún iPhone era feo. Aquí tenemos dos puntos; la cámara que sobresale y las líneas blancas.
Expertos en diseño consultados por IMPULSO resaltaron además la falta de aire (espacio) entre la lente y las líneas de la antena en la parte superior e inferior.
Tan equivocada resultó esta elección de diseño, que Apple eligió cuidadosamente las fotos que publicó del iPhone 6 en su web, para que la cámara se vea lo menos posible. Y uno oculta algo, cuando siente vergüenza.
No sólo eso. El iPhone 6 tiene la misma resolución de cámara del iPhone 4s de 2011 (en MP) e idéntica resolución de pantalla en ppi que el iPhone 4 de 2010. (Aclaración: En este caso para el modelo de 4,7 pulgadas. El de 5,5 tiene una resolución mayor).
Tim Cook es hoy la persona más importante de la industria de la tecnología, pero su conocimiento está vinculado a manejar números y stocks. No sabe de diseño ni tiene el espíritu/mística de Jobs.
Cook no se cansa de decir que la innovación está en el ADN de Apple. Pero es sólo una frase de marketing. Porque el ADN de Apple era Jobs y ese ADN es intransferible. No hace falta más que ver la realidad, para saber que es así.
Norberto Sica es director editorial de #IMPULSO (Seguir en Twitter)