Casi sin dudarlo, se puede apostar que una de las primeras cosas en las que se viene a la cabeza a la hora de pensar en el campo y el mundo agrícola, son las cosechadoras; es que son tal vez uno de los elementos más importantes de este rubro.
Pero, ¿Cuándo nació este milagro de la maquinaria agrícola? La historia se remonta a Estados Unidos, al año 1835 donde se creó una de las primeras cosechadoras, o corta-trilla, la cual era arrastrada por 20 caballos y medía más de 4,5 m. de ancho de corte.
Sin embargo, Argentina se lleva muchos aplausos en esta historia, ya que, fue en Santa Fe, en 1929, donde se inventó Rotania, la primera cosechadora que no necesitaba animales para propulsarse. Fabricada de la mano del inmigrante Italiano Alfredo Rotania, era capaz de cosechar 15 hectáreas por día con 1200 kg/h.
Un poco de historia
Rotania ya era un experto en cosechadoras mucho antes de su invención. Por eso, comprendió la necesidad de maquinizar y automatizar el trabajo. Diseñó un tubo neumático lanza-paja que depositaba esta cosecha, directamente en el transporte que la llevaba hasta su destino final.
Pero este producto fue suplantado rápidamente con la aparición de la corta-trilla. Es posible ante la necesidad de conseguir una nueva fuente de ingresos, fue que el italiano comenzó a gestar la idea de una maquinaria que no necesitara de la tracción a sangre para funcionar.
En 1926 fundó la fábrica que luego se conocería como A. Rotania y Hnos. y comenzó con las rotativas para patentar, en 1929, el invento que marcaría un antes y un después en el mundo de la agricultura, la cosechadora autopropulsada. Tal vez Rotania nunca imaginó el impacto que esta tendría a nivel mundial.
Agilización y automatización
Lejos quedaron aquellas épocas y hoy abundan diferentes tipos de cosechadoras en venta y al alcance de todos. Los avances fueron abismales, tanto que hoy, pueden encontrarse maquinarias específicas para cada tipo de cosecha, suelo, clima o gustos de quienes las adquieran.
Se han vuelto herramientas tan multifacéticas que, es posible contar con una sola maquinaria para más de una labor o cosecha. Existen diferentes accesorios para una misma cosechadora que, al quitarlos o agregarlos, pueden hacer variar su función y utilidad.
Si se habla de cosechadoras de granos finos, sólo basta intercambiar su cabezal para que pueda adaptarse a los diferentes tipos de plantas sembradas. Este accesorio varía en su velocidad de cilindro y la separación de cilindro-cóncavo, entre otras cosas.
Por otro lado, las cosechadoras de arroz tienen sistemas de oruga o ruedas duales. Lo que les permite trabajar en suelos que se caracterizan por ser más blandos e inestables que los de otras siembras.
Las cosechadoras de cultivos en laderas están diseñadas para trabajar en terrenos con muchas pendientes. Sus ruedas y cabezales se adaptan a las variaciones del suelo, dándole más amarre, mientras que el cuerpo, por medio de un sistema hidráulico, se mantiene de forma horizontal para que el motor, y otros accesorios, trabajen en la posición necesaria para que puedan funcionar correctamente.
¿Cómo saber que cosechadora es para cada campo?
Como ya se ha mencionado, dependerá pura y exclusivamente del tipo de cultivo al que se piense destinar la herramienta. Si se habla de cosechas de granos finos como soja, trigo, legumbres, etc., las más elegidas son, tal vez, las de 30 o 40 pies con plataforma doble de 6 u 8 metros cada uno.
Algo que también será decisivo es la disponibilidad económica que se tenga. Las cosechadoras usadas serán mucho más accesibles que las nuevas. Las cosechadoras usadas en venta suelen estar en excelentes condiciones. El continuo recambio y actualización de estas herramientas, hace que el abanico de opciones de doble o tercera mano, sea variado y con prestaciones muy prometedoras.
Revisar sus cabezales y el estado de toda la mecánica, es indispensable. Otro punto que no debe pasarse por alto, es la calidad y el confort de su cabina, la amortiguación del asiento y la maniobrabilidad. El bienestar y seguridad de los operarios debe tenerse como prioridad, y por suerte, son comodidades que aparecen cada vez más en este tipo de herramientas.
El camino recorrido desde las antiguas Rotanias hasta las modernas John Deere o Don Roque, por nombrar algunas, es abismal. Pero una cosa es innegable, los fabricantes siguen buscando la mejor forma de facilitar el trabajo y potenciar nuestra tierra.