Investigadores del Conicet La Plata mejoraron pinturas antimicrobianas para interior con la incorporación de un compuesto químico extraído de pilas agotadas, informó el organismo investigador.
La investigadora del Conicet Natalia Bellotti trabaja en este proyecto junto al Área de Recubrimientos Antimicrobianos del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (Cidepint, Conicet-UNLP-Cicpba).
“Los desafíos son muchos, porque hay que lograr que los compuestos que se incorporan al producto conserven su acción de prevenir o inhibir el crecimiento de estos agentes, y que además la mantengan en el tiempo”, explicó
Aclaró que “también deben ser amigables con el medio ambiente y económicamente viables”, y describió que con todas estas cualidades, “uno de los candidatos más promisorios que apareció fue el óxido de zinc (ZnO)”.
Por su parte, María Victoria Gallegos, investigadora del Conicet en el Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas Dr. Jorge J. Ronco, destacó que se trata de “un compuesto inorgánico relativamente nuevo que se viene estudiando mucho en los últimos tiempos gracias a su versatilidad y a sus propiedades químicas, electrónicas, y ópticas”.
“Particularmente, nosotros lo abordamos por su cualidad antimicrobiana y le buscamos una aplicación tecnológica, en este caso como un componente de pinturas para paredes”, precisó.
Luego explicó que “una vez desarmada la batería, tomamos una parte llamada ánodo y lo lavamos con agua destilada, lo secamos y lo tratamos con ácido sulfúrico, procedimiento que deja como resultado una solución con iones de zinc disueltos, que son los que nos interesan porque a partir de ellos producimos el ZnO”.
“Nosotros probamos tres óxidos de zinc: uno sintetizado con carbonato de sodio, otra con ácido oxálico, y el último de origen comercial. Luego pasamos a verificar la acción antimicrobiana de cada uno de ellos”, enumeró.
Utilizando las colecciones de cepas de hongos y bacterias del Cidepint se las expone a cada tipo de óxido de cinc y luego se pasó a la fase de probarlos ya incorporados en pinturas de interior, y comprobaron que conservaban su acción antifúngica y antibacterial en niveles altos.
“Tanto para las películas de pintura como para la salud humana, los más perjudiciales son los hongos, que debido a su crecimiento invasivo provocan un daño estético en la superficie y en el material a nivel fisicoquímico. También, su proliferación genera bioaerosoles y liberación de gran cantidad de esporas al ambiente cuya exposición prolongada se relaciona directamente con problemas en las vías respiratorias”, explicó la investigadora.
Gallegos remarcó que “lo novedoso del trabajo es lograr la combinación de resolver una situación aprovechando un residuo, el objetivo central de los estudios de química sustentable o verde”.
Puntualizó que de acuerdo a los números aportados por la Planta Piloto Multipropósito (PlaPiMu-Laseisic, Cicpa), donde se realiza el desarmado manual de las pilas, cada mes se tratan unos 80 kilos de estos dispositivos, volumen que equivale al consumo de 8 mil habitantes, concluyeron.
Fuente: Télam