Nadie puede dudar que Kudelka restructuró el fútbol de Newell’s junto a la dirigencia, en un momento difícil de la institución, cuando hace un año el descenso tocaba la puerta y las respuestas que daba el equipo solo hacían suponer el peor final. Pero el entrenador, con una base de trabajo silencioso, encontró la fórmula deseada: rendimiento+resultados.
Pero en este final de 2020, con un torneo particular donde el formato y los tiempos parecen solamente cumplir con la agenda, el técnico Leproso no le encuentra la vuelta a un equipo que, más allá de la perdida de una pieza fundamental de la defensa como Cristian Lema, en los papeles, con la llegada de Nacho Scocco, la continuidad de Aníbal Moreno y Jerónimo Cacciabue, y la presencia de un once que se mantenía en más de un 90%, pintaba para pelear algo más que la clasificación de la zona 4 de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol de AFA.
Pero el técnico junto con la dirigencia, comenzaron con los errores desde la llegada del reemplazante del zaguero central, Manuel Guanini, quien no mostró estar a la altura futbolística de un equipo como Newell’s y, para colmo, el otro defensor que se buscó de apuro como Manuel Capasso no pudo tener minutos por varias lesiones consecutivas.
Dentro de la cancha, tanto problemas internos y externos atentan contra el presente Rojinegro y hace peligrar la clasificación a la fase campeonato.
Los internos parten de las fallas en el armado de un equipo que parece tener un par de marchas menos desde lo físico con respecto a casi todos los equipos con los que se enfrentó, además de los bajos rendimientos individuales que, en otros momentos, marcaban la diferencia, y a esto se le suman los factores externos como las lesiones de Alan Aguerre, Santiago Gentiletti, Mariano Bíttolo y los casos de COVID-19 de Julián Fernández y Nicolás Castro complicaron directamente la actualidad del club del Parque.
El paso de tanto tiempo sin actividad para un plantel que, en líneas generales, sobre todo en su equipo titular, tiene muchos jugadores mayores a los 33 años también le dieron un peso más a esta realidad con la cual el DT intentó equilibrarla con la llegada de juveniles a la primera, los cuales hacen sus primeras armas y a los que no se le pueden pedir responsabilidades.
Hoy, aquella fórmula exitosa que ilusionó en el arranque de este engendro de torneo afista cambió, pasó de rendimientos + resultados a irregularidad + merma física y lesiones, que deja un futuro poco alentador con miras a pasar de ronda en el llamado “grupo de la muerte”.
El presente está atado al futuro, el objetivo de la Lepra es la próxima Copa Sudamericana, por esto, Kudelka deberá sacar nuevamente sus habilidades como cabeza de grupo para regresar a los tiempos donde su fórmula era la del éxito y preparar al club para el próximo desafío internacional sin margen para el error.