En la vuelta 58, cuando Sainz peleaba mano a mano con Verstappen por ser el escolta del GP de Austria, su Ferrari sufrió un desperfecto en el motor que obligó a abandonar.
El español estaba teniendo una carrera casi perfecta, ubicándose en la segunda posición detrás de su compañero de escudería, Charles Leclerc. En la vuelta 58, cuando Sainz peleaba mano a mano con Verstappen por ser el escolta del GP de Austria, su Ferrari sufrió un desperfecto en el motor que obligó a abandonar.
Si bien en un principio su monoplaza simplemente parecía haber perdido potencia, una vez fuera del circuito comenzó la preocupación real. Ya sin chances en la carrera, Sainz esperó a un costado que acudieran los mecánicos de Ferrari para trasladar el auto a boxes, sin darse cuenta que estaba comenzando a incendiarse.
Poco a poco el humo se transformó en llamas, y el español tuvo que salir de urgencias para que la situación no pase a mayores. A pesar de que aún no se conocen los detalles del desperfecto, lo cierto es que el español perdió una gran posibilidad para mantenerse en lo más alto en una nueva fecha del campeonato de la Fórmula 1.