El teletrabajo se ha convertido en una auténtica realidad. Si bien lleva presente de manera minoritaria desde hace tiempo, en los últimos meses ha ganado mucho terreno, demostrando numerosos beneficios tanto para empresarios como trabajadores. Son muchos los que lo han pedido desde hace años en busca de una mayor conciliación familiar, y es más demandado en ciudades grandes en las que ir a trabajar implica más de una hora diaria de trayecto entre ida y vuelta. Trabajando desde casa, el día gana como mínimo dos horas que se pueden invertir en tiempo en familia o incluso en dormir más. No obstante, el teletrabajo también supone para algunos un verdadero desafío en el que deben seguir siendo productivos en un entorno que les invita a todo lo contrario.
Dar es salto de una oficina, centralita o taller a un despacho en el hogar puede ser un paso muy complicado. El espacio de trabajo cambia, y también el tipo de supervisión, que a veces sólo consiste en establecer una conexión a través de internet en un horario en concreto. También cambia que estaremos solos, sin compañía física, o todo lo contrario, con las personas convivientes haciendo su vida a nuestro alrededor. Es por eso que en los últimos años han ido desarrollándose numerosas y diversas aplicaciones para ordenadores y smartphones que nos ayudan a mejorar la concentración, la productividad, a eliminar distracciones, a organizar nuestro tiempo o incluso a contabilizarlo. También existen herramientas para trabajar en equipo y comunicarse con los compañeros y compartir documentos en red. No sólo han aparecido estas herramientas (normalmente de pago, por cierto), sino también seminarios, cursos, webinars, para que aprendamos a gestionar la situación.
Sin embargo, muchas personas han descubierto que a través del juego se pueden entrenar fácilmente muchas habilidades con un ambiente distendido, evitando tener que “trabajar” fuera del horario de trabajo para aprender a trabajar en el horario de trabajo. No es lo mismo terminar la jornada y visualizar una charla online que echar una partida y descubrir que nuestra estrategia en el juego podemos extrapolarla al entorno laboral. Contra lo que parecía hace un par de décadas, los videojuegos no son sinónimo de una bajada de rendimiento a nivel académico o profesional, sino que nos ponen en roles y situaciones que debemos solventar. Como todo, en su justa medida puede ser muy beneficioso. Sin duda no podemos generalizar, pero los juegos de estrategia, los de rol, los juegos puzzle y algunos de aventura gráfica son excelentes oportunidades para entrenar la planificación, el pensamiento crítico o el autocontrol.
No obstante, en grandes empresas han empleado a nivel presencial otro tipo de juegos que, por sus características, les han permitido no sólo entrenar, sino evaluar las habilidades de los trabajadores. No se trata de juegos de niños, sino con una jugabilidad más madura y avanzada. Hablamos sobre todo del poker. La llamada poker strategy se ha empleado incluso como prueba para selección de candidatos a puestos de responsabilidad en las empresas porque nos revela aspectos de la personalidad muy importantes: el control de las emociones, las habilidades de comunicación no verbal, la capacidad resolutiva, la visión a corto, medio y largo plazo, el uso de las matemáticas aplicadas, la gestión del capital, la conversión de crisis en oportunidades de cambio o mejora y unas cuentas más.
Parece pues que el poker, lejos de ser considerado un juego de azar, es un juego para intelectuales, y de hecho los jugadores profesionales deben entrenar y estudiar varias horas al día porque siempre se puede aprender algo nuevo. Por supuesto la suerte o el libre albedrío están presentes como en cualquier otro juego, y es que si no se pudiese dejar nada a la suerte, el juego como tal no existiría, porque siempre debe haber algo que escape a nuestro control (como la vida misma). Se trata por tanto de tratar de controlar lo que depende de nosotros mismos. El poker tiene la ventaja de que puede ser jugado también online, sea contra inteligencias artificiales, lo mismo que ofrece el ajedrez, o bien contra otros jugadores de carne y hueso que estén conectados al mismo tiempo. Esto supone una excelente oportunidad para que cada uno desde casa se desafíe a sí mismo o a los rivales al otro lado de la pantalla, para entrenar, casi sin darnos cuenta, todos estos aspectos que lo han colocado entre los recursos más versátiles para evaluar a profesionales de altos cargos empresariales. Por supuesto, la jugabilidad varía ligeramente frente a las partidas presenciales, y es que la famosa poker face se puede omitir cuando estamos en la intimidad de nuestra casa.
Parece que los principales handicaps que están encontrando los trabajadores sin supervisión presencial son la capacidad de gestión tanto del tiempo como de los recursos, que en situaciones presenciales son controlados por los superiores, o incluso por uno mismo bajo la presión de ser observado. La planificación e identificación de objetivos urgentes e importantes (que no siempre coinciden) es otra de las dificultades que presenta trabajar a nivel individual. Estas cuestiones, además de la resolución de conflictos que se presentan de manera espontánea, y en un ambiente desconocido para el trabajo como es el propio hogar, son también los retos a los que se someten todos aquellos que han ido optando por el autoempleo o trabajos freelance. De hecho, son precisamente estos, que no deben responder ante un jefe sino ante clientes, los que más necesitan aprender a organizarse, ya que nadie responde por ellos en última instancia, sino que son los responsables de un trabajo bien o mal realizado. El hecho de apoyarse en el juego para entrenar ciertas habilidades a la vez que nos relajamos y divertimos supone un acierto para seguir mejorando, y puede suponer el punto diferencial entre otro profesional que consideremos competencia, por tanto es una opción a valorar en estos casos.