Con la felicidad que no le entraba en el cuerpo, el capitán Sabalero habló de su primer título en primera división y del plantel campeón.
“No hay plata que compre esta felicidad. La gloria no se compra. Claro que tenemos premios por ser campeones, pero esto es inigualable” relató la “Pulga” Luis Miguel Rodríguez, ese que en enero buscaba club porque creía que su momento en Colón ya había pasado tras la derrota en Sudamericana y un presente que no era el mejor, pero se quedó y gritó fuerte campeón en el Sabalero luego del triunfo ante Racing Club en la final de la Copa de la Liga Profesional.
El “10” de Colón, contó como fue la salida de su casa, Atlético Tucumán, para transformarse en leyenda del “Negro” de Santa Fe “Me alejé de Atlético (Tucumán) y vine acá a Colón donde me recibieron muy bien, de la misma forma que si estuviese en Tucumán”, sostuvo el responsable de ocho goles, máximo goleador del campeón.
A pesar de la euforia por el campeonato le pasó alguna factura a los hinchas recordando la final de la Sudamericana perdida “Que disfrute mucho la gente de Colón. Esperaron 116 años para esto. Le pusimos una estrella al escudo. Tendrían que hacerle un mural a este plantel, en la entrada de la ciudad, en el puente colgante, no sé dónde. Ya hace dos años tendrían que haberle hecho un mural a este plantel. Pero no lo hicieron”.
En el momento más importante de su carrera, recordó sus comienzos y a los que están siempre cerca. “No hay palabras para describir esta situación que está viviendo el club. Agradezco a mi mujer y a mis hijos que siempre estuvieron a mi lado, aún en los momentos más duros. Seguro Simoca está que arde. Si tuviera un avión me iría ya mismo a mi casa. Pero no lo hay y esperaré hasta mañana para salir”.
Gran reconocimiento a un crack que nunca tuvo la prensa merecida por el simple hecho de jugar en el norte del país. Goles con una calidad superior, liderazgo, y perfil bajo hacen que el mundo del fútbol disfrute de la consagración de uno de los mejores jugadores de los últimos campeonatos, al que como al vino, el paso del tiempo le hace mejor.