El arquitecto que huyó de España y construyó media ciudad de Nueva York

Algunos de los emblemáticos edificios que realizó fueron el Oyster Bar & Restaurant y la contigua Galería de los Susurros de la Grand Central Terminal de Nueva York.

Rafael Guastavino, el arquitecto de Nueva York, como lo apodó The New York Times, nació un 1 de marzo de 1842 en Valencia y fue el creador de más de mil edificios en todo el continente americano, de los cuales hoy todavía siguen en pie unos 600.

Guastavino construyó 360 edificios en Nueva York, más de un centenar en Boston y otros tantos en Baltimore, Washington y Filadelfia, además de algunas ciudades de Canadá y Cuba.

Si bien en el país norteamericano alcanzó la fama a finales del siglo XIX y tiempo después fue admirado por personalidades de la talla de Jacqueline Kennedy, en su país natal no supieron de su existencia hasta 2016.

Ese año, un documental dirigido por la directora de cine Eva Vizcarra, y que ganó el Delfín de Oro en Cannes, recuperó la figura de Rafael Guastavino quien, desde su nacimiento hasta su llegada a Nueva York en 1881, solo aparecía en la prensa española en 6 pequeñas menciones.

Además, no fue citado en ningún libro de arquitectura hasta 1972 y la primera tesis sobre su obra no se realizó hasta 2004.

En 2008 le dedicaron una exposición en el Massachusetts Institute of Technology y en 2014, otra en el Museo de la Ciudad de Nueva York, bajo el nombre de Palacios para el pueblo: Guastavino y el arte del alicatado.

El primer proyecto que realizó fue mediante la bóveda tabicada española, un sistema de construcción muy popular en el que se utilizaban capas de ladrillos finos para construir estructuras muy ligeras, pero de gran resistencia.

Aunque, su verdadera oportunidad llegó un tiempo después al ser contratado por el estudio de arquitectura más importante de la época, McKim, Mead & White.

El valenciano propuso construir gratis la bóveda de la Biblioteca Pública de Boston con su técnica, la primera pública y municipal de América del Norte.

De esta forma, construyó la bóveda en un lugar público, llamó a la prensa y la prendió fuego para demostrar que era resistente a las llamas; así consiguió captar la atención de los medios y las constructoras.

A lo largo de los años realizó bibliotecas, iglesias, edificios gubernamentales, museos, universidades, auditorios, estaciones de metro y ferrocarril, puentes, túneles, hoteles y edificios privados.