La explanada de la Casa de Gobierno de la provincia de Entre Ríos volverá a tener su fisonomía original a partir de la decisión del gobierno de recuperar la Plaza Mansilla que había sido convertida en playa de estacionamiento en la década del 60 durante la gestión del brigadier Ricardo Favre.
El gobernador Sergio Urribarri rubricó esta semana un convenio con el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Entre Ríos (Caper), mediante el cual acordaron la realización de un concurso de anteproyectos para poner en valor este espacio.
“La verdad que redescubrir la plaza Mansilla frente a la Casa de Gobierno será un enorme honor para mi gestión. Pero además creo que es una buena idea que intenta fortalecer la identidad y la personalidad de una ciudad”, expresó al respecto el gobernador Sergio Urribarri.
“Vamos a seguir poniendo en valor sitios con historia en Paraná, que los tiene y varios, y al mismo tiempo dar soluciones urbanísticas. Pero además lo hacemos de la mano de los arquitectos de la ciudad. Esto nos garantiza el debate técnico y conceptual de la idea que muchas veces es un aspecto crucial. La verdad es que estamos muy entusiasmados”, agregó el mandatario.
En los últimos años del siglo XIX comenzó a darse forma a dos plazoletas ubicadas frente a la Casa de Gobierno, estando ésta aún en construcción, dando lugar a un espacio verde y arbolado en pleno centro de la capital. Su creación obedeció a un proyecto más amplio que buscaba constituir el Centro Cívico provincial en el símbolo de la recuperación de Paraná como capital de la provincia.
Para la realización del proyecto hubo que declarar de utilidad pública y posteriormente expropiar los terrenos que luego ocuparon lo que fue la Plaza Mansilla, el Palacio de Gobierno y la Plaza Carbó, que se ubica detrás del edificio, sobre calle Alameda de la Federación.
Según cuentan historiadores como Ofelia Sors, a fines de 1886, estando en plena construcción la Casa de Gobierno, se efectuó el llamado a licitación para realizar el desmonte de las calles que rodeaban el edificio y del terreno que luego se destinó a la plaza. Este espacio verde, que se bautizó Plaza Mansilla, formaba parte del proyecto arquitectónica de Juan Bautista Arnaldi, como complemento paisajístico que resaltaba las líneas modernas y monumentales de la Casa Gris. Así fue su origen a fines del siglo XIX.
Fue en 1888, estando próxima la terminación de la primera parte del Palacio de Gobierno cuando se tomó la decisión definitiva de ornamentar el espacio y, mediante un decreto del 29 de enero de 1889 se llamó a licitación para su arreglo. Finalmente, el 2 de marzo de ese año se abrieron las ofertas. Las veredas fueron construidas por la empresa de Víctor Cartesi y se la denominó plaza Mansilla, aunque unos años después pasó a llamarse plazoleta Belgrano.
En cuanto a la parquización y forestación, narra Ofelia Sors que en abril de 1889 se solicitó al Departamento de Agricultura de Buenos Aires la provisión de 10 kilos del césped del tipo lawn grass y 25 paquetes de semillas de estación para los jardines, que el organismo adquiría directamente de Europa todos los años. Además, se plantaron especies arbóreas como el ciprés, del tipo fúnebre y lusitanca.
Según una investigación realizada por el periodista y escritor Claudio Cañete, para la misma época, hasta comienzos del siglo XX, el predio que actualmente ocupa el Palacio de Justicia (Tribunales) era un terreno baldío, donde se organizaban kermesses a beneficio, se instalaban circos y se realizaban bailes populares de asistencia masiva. A partir de la década del 20 y el 30 este predio fue parquizado y pasó a ser otra parte del Plaza Mansilla. Fue así que la plaza tenía dos sectores, divididos por la calle Laprida, por entonces adoquinada.
En 1953, para el primer aniversario del fallecimiento de Eva Perón, se instaló la Llama de la Argentinidad en la cuadra nueva. Se trataba de un templete con una llama votiva (fuego sagrado de la argentinidad que arde permanentemente como homenaje a quienes dieron su vida por la patria), que recordaba a la Jefa Espiritual de la Nación. Este símbolo fue demolido en septiembre de 1955 por un comando civil revolucionario partidario del golpe de Estado que derrocó al general Juan Domingo Perón.
Fue a partir de este episodio que comenzó la desaparición paulatina de la Plaza Mansilla. En principio perdió una cuadra, cuando en la segunda mitad de los años ´50 se construyó el Palacio de Justicia.
Finalmente, en el período de la autodenominada Revolución Argentina, durante la gobernación de facto del brigadier Ricardo Favre, se decidió convertir el último espacio que quedaba de la plaza en una playa de estacionamiento. De esta manera, la Plaza Mansilla quedó en el recuerdo como un espacio pintoresco, punto de descanso de los peatones, escenario de numerosos acontecimientos del quehacer político-institucional, lugar de actos escolares, paisaje habitual de quienes pasaban por allí en tranvía hasta que dejaron de circular en 1962.
El acta acuerdo establece que el Ministerio de Planeamiento, Infraestructura y Servicios tiene un plazo de 10 días para presentarle al Colegio de Arquitectos los antecedentes que existan de la plaza. El Colegio tiene 20 días para designar a los asesores del concurso, quienes van a trabajar en las base del mismo y luego el concurso se ejecutará durante 30 días.