Después de un año y medio de pandemia, este verano cientos de miles de argentinos y argentinas se irán de vacaciones y marcarán, según lo que se prevé, un récord de ocupación en los principales centros turísticos de nuestro país.
Sabemos también que muchos de los viajeros se trasladarán en sus vehículos particulares. Por ello, estas palabras van dirigidas a los conductores, que tendrán en sus manos la responsabilidad de llevar de manera segura a sus familias de ida y de vuelta.
El uso del masculino (“los conductores”) no es casual. Las estadísticas señalan que los varones son los grandes responsables de la inseguridad vial: por más que un 30 por ciento de las licencias se emitan a mujeres, los hombres causan 9 de cada 10 siniestros con muertos, son el 95 por ciento de los que manejan alcoholizados y son los actores exclusivos de esas escenas horribles de violencia vial que se viralizan de tanto en tanto. Hay que hacerse cargo: somos los varones los que rompemos todo. Entonces este llamado, o mejor dicho este ruego, va para los caballeros que van a conducir este verano.
Les pido que se pongan a pensar en que estará en ustedes no producir la muerte de un hijo, de un amigo o del amor de su vida, porque cuando eso sucede la vida se termina, aunque siga. Y que sepan que, en seguridad vial, si bien se suele hablar de tragedias, desgracias, infortunio o designio de Dios, en realidad estas palabras tapan la verdad: en cada hecho vial hay una causa y hay un responsable que tomó la decisión equivocada que lo generó. No nos mintamos más, hagámonos cargo de que somos nosotros, todos, los que producimos el daño, como para empezar a hablar en serio.
Dicho esto, la buena noticia es que, así como somos el problema, también podemos ser la solución. ¿Cómo es eso? Sencillo: hagamos de cuenta que tenemos en nuestras manos una receta de cocina, y que si seguimos todos los pasos al pie de la letra el resultado hará que nos aplaudan en la mesa de fin de año. Acá vamos:
1. Si tomaste, no manejes.
2. Ponete el cinturón y no arranques hasta que todos los ocupantes del auto se lo hayan abrochado. Si llevás bebés o nenes, deben ir en su sillita.
3. Si tomaste, no manejes.
4. Andá despacio, no te creas Verstappen porque no lo sos: a mayor velocidad mayor es el daño.
5. Si tomaste, no manejes.
6. No se te ocurra sobrepasar con doble línea amarilla. Nunca.
7. Si vas en moto, siempre usá casco bien abrochado. Siempre.
8. Dejá el celular fuera de tu alcance. Si lo tenés a mano lo vas a usar. Si lo usás, sacás la vista del camino. Y si sacás la vista del camino, fuiste.
9. Si tomaste, no manejes.
10. Y una más: si tomaste, no manejes. ¿Un poquito sí? No. Nada.
Como pueden ver, esta receta tiene ingredientes fáciles de conseguir: están en la voluntad de cada conductor. Para que el plato nos salga bien, no hace falta más que asumir la responsabilidad de cuidar a los que queremos y también a los que nos encontraremos en la ruta, que al igual que nosotros aman a sus familias, tienen sueños y una vida por delante.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial estará en el camino para prevenir y para sancionar a quienes, pese a todo, prioricen el individualismo y el riesgo innecesario. Deseamos que sean los menos, de verdad. Fueron meses muy duros los que nos tocó vivir y el derecho a disfrutar tiene, por fin, la oportunidad de ser ejercido: hagámoslo sin matar ni morir.
Fuente: Télam – Por Pablo Martínez Carignano, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial