Llegan las fiestas y las empresas invierten miles de pesos en regalos para agasajar clientes, proveedores, empleados, sponsors, etc., pero omiten la originalidad, muchas veces por falta de tiempo o desconocimientoenvían obsequios que nada tienen que ver con el receptor, y en lugar de un causar un efecto positivo, logran generar el contrario.
Sucede que en diciembre, con el desgaste acumulado, se manifiesta la carencia de ideas singulares y apelamos, por ejemplo, a la típica agenda que la terminamos regalando al primo segundo del cuñado de mi hermana… o bien la típica botella de algún vinito de etiqueta de moda… ¡error!
Tomémonos el tiempo necesario, pensemos en qué y hacia quién van dirigidos. Como sabemos "menos es más", por ende, si tenemos una cartera de clientes muy importantes, enviemos una linda tarjeta del gramaje adecuado, en un sobre delicado y en la época justa. ¡No es lo mismo recibir una salutación el día 23 de diciembre que es la tarjeta número 357 que leemos, que estar en el top ten! ¡Hasta quizás tengamos la suerte de que respondan a nuestro envío!
Hoy en día, la mayoría de las empresas tienen gran variedad de obsequios personalizados con el logotipo identificatorio, pero muchas veces es tan grande que cualquiera sea el obsequio, es netamente inutilizable, por lo tanto, 100% archivable.
Aprovechemos esta época para saludar y "mimar" a nuestros clientes; a todos nos gustan estos pequeños gestos que marcan la diferencia y nos hacen elegir y apostar una vez más por la empresa, sintiéndonos parte de ella, por eso es muy importante que "customicemos" cada obsequio, que no lo hagamos en forma masiva.
Regalos simples y delicados para los más clásicos, y sofisticados para los más transgresores, de formas y colores diversos, todos ellos son una inteligente opción y una buena manera de estar presentes.