Está claro que la vida de Judy Garland tiene todos los ingredientes para ser retratada en una biopic, y para el lucimiento de quien la interprete. Pero en el caso de Renée Zellweger, quien retorna a la actuación después de varios años de estar alejada, es especial ya que no solo ella se sometió a un riguroso casting para este papel, sino que también hay paralelismos entre la vida de ambas en como la industria afecto sus vidas. El resultado es una entrega única para un regreso consagratorio de la actriz.
“Judy” se suma a la moda de los últimos años de películas biográficas sobre glorias del espectáculo, como “Rapsodia Bohemia” y “Rocketman”.
Inspirada en la obra de teatro “End of the Rainbow” de Peter Quilter, la historia se centra en la actriz y cantante Judy Garland, aquella estrella juvenil que alcanzó la fama en Hollywood y que fue devorada por la industria.
La niña angelical del “Mago de Oz” que vivió sus últimos meses de vida en Londres arruinada, deprimida y consumida por sus adicciones.
La trama principal sucede durante el invierno de 1968, cuando Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días, a pesar de que la estrella ha visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, se enfrenta a un viaje, a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio.
Mediante la utilización de flashbacks el relato viaja a la juventud de Judy Garland, aquella joven que siendo sólo una quinceañera firmó un contrato con MGM, lo que la llevaría a protagonizar clásicos como el mencionado Mago de Oz (1939) y Cita en San Louis (1940). Esa situación transformaría y dañaría su vida de manera irreparable, ya que el entonces jefe del estudio, Louis B. Mayer, tomó especial cuidado con el producto más valioso con que contaba, controlando la vida de Garland, desde lo que vestía, con quién salía y qué comía, lo que la transformo rápidamente en adicta a anfetaminas y barbitúricos.
UN MELODRAMA CLÁSICO
“Judy” tiene una estructura clásica y característica de un melodrama a partir del padecimiento de la protagonista, los problemas que aquejaron su vida y el proceso de autodestrucción que vivió. El relato comienza con una estructura convencional y muy prometedora en los últimos años de vida de Garland. Luego la narrativa toma una estructura teatral cargada de estereotipos con diálogos poco convincentes, donde abundan los lugares comunes. De todas formas el interés se sigue manteniendo por la rica y dramática de la vida de la protagonista.
El guion tiene altibajos y transita entre la paranoia, las adicciones, el alcoholismo, los fracasos personales, los problemas de dinero, y por supuesto la inseguridad permanente de la estrella que solo dejaba de lado arriba del escenario. Nunca termina de remontar pero si logra un acercamiento al personaje, centrándose en su fama y su triste historia personal. Una figura gigante e incomparable, brillante como artista, cuya presencia en el escenario conmueve a partir de la interpretación de la protagonista que en definitiva es la que hace que el espectador pueda conectarse con el personaje, sostenerlo e introducirse en la historia.
RENÉE ZELLWEGER ES ALMA Y CORAZÓN
La presencia de Renée Zellweger en pantalla logra magnetizar cada escena de estructura teatral o fílmica. Sin dudas que su interpretación está por encima de todo relato, y es alma y corazón. No desaprovecha la posibilidad de este regreso con gloria y brilla tanto en los momentos oscuros como en la recreación de presentaciones sobre el escenario. La transformación es camaleónica y está cargada de matices, con algunos momentos cómicos y todas las variantes dramáticas transitando un camino de emociones.
Zellweger evidencia en su composición un formidable entrenamiento para concretar una recreación fiel a la icónica actriz de la época dorada de Hollywood, tanto desde la estética, lo externo y lo interno. Está bien definido que no se trata de una imitación, sino una creación propia de una estrella gigante en su último año de vida.
A sus 50 años, la actriz retornó al cine con este papel consagratorio que la posiciona como la principal candidata a llevarse el Premio Oscar a la mejor actriz protagónica. Al igual que Judy Garland, se puede decir que la actriz conoció el lado menos amable de Hollywood que la alejo tanto de la televisión como del cine. Con este regreso recupera su título de estrella.
En conclusión Renée Zellweger es el centro, el corazón y lo mejor de una biopic cuidada pero muy convencional y superficial en una historia gigante, que se convierte en un cuento que cumple a medias e intenta homenajear a la leyenda de Hollywood, con un final lacrimógeno.
Se destacan la dirección de arte, la fotografía, el vestuario y principalmente el maquillaje.
“Judy” no quedara en la historia pero gracias a la actriz es un acercamiento a quien fue una de las mejores artistas de su generación, que conoció el lado oscuro y trágico de la fama.