Nadie se hubiese imaginado, menos el actual técnico de Rosario Central, que su primera experiencia en el cargo iba a estar marcada por un torneo extraño, con otro formato, con infectados y lesionados a la orden del día, y con un objetivo prioritario para la dirigencia Canalla, darle pleno lugar al campeonato económico por sobre los resultados futbolísticos.
Y así fue como el Kily González emprendió este camino, buscando potenciar a los juveniles que llegaban de su mano desde las divisiones inferiores, tratando de acoplarlos a una base de experiencia que pueda sostener su crecimiento, en muchos de ellos, desde una primera experiencia en el plantel mayor.
El gran acierto hasta el momento fue darle el timón a Emiliano Vecchio, quién con poco ruido se convirtió en la manija futbolística de un Central dentro y fuera de la cancha, que, hasta el torneo pasado, carecía de un jugador que no tenga problemas en mostrarse, equivocarse, volverlo a intentar, levantar la cabeza y tirarse al piso a recuperar un balón si es necesario. Todo eso recuperó Rosario Central con el nuevo capitán Auriazul.
Claro que, a pesar de haber levantado en el último encuentro ante Godoy Cruz, la defensa sigue siendo el máximo dolor de cabeza que se repite partido tras partido, con jugadores de los que se esperaba más como Jonathan Bottinelli y Joaquín Laso, más la falta de acople tanto de Lautaro Blanco como de Fernando Torrent, claro que este es la reciente incorporación de este mercado.
Para colmo de males, este singular momento de competencia, encontró lesiones que no llegaron en el momento oportuno, como fue la del arquero Josue Ayala, teniendo que recurrir a un juvenil como Marcelo Miño que, hasta hace unos meses, era el tercer guardameta o la de Torrent, que fue reemplazado por Damián Martínez, luego de que se solucionara a horas del partido luego de un conflicto con Unión.
El desafío es muy duro porque las piedras aparecen en el camino, tanto las voluntarias e involuntarias, encarar estos dos últimos encuentros del grupo ante equipos que se mostraron sólidos como Banfield y River Plate parece estar más cerca de la ganas que de la realidad.
Pero ahí va Rosario Central, buscando un camino, desafiando el campeonato económico dispuesto por sus dirigentes, encontrando en ese recorrido las luces y sombras que el Kily González deberá encauzar para un futuro que no sea simplemente sumar kilómetros.