Preocupación en el sector gastronómico ante posible retroceso de fase en Rosario

La circulación comunitaria de coronavirus motivó una advertencia de Perotti. Referentes del Mercado de Pichincha y de Paseo Pellegrini coinciden en el impacto negativo que tendría una vuelta atrás.

Las palabras del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, repercutieron rápidamente en el sector gastronómico de Rosario.

Ante la advertencia de un posible retroceso a fase 1 por la circulación comunitaria de coronavirus, referentes del Mercado de Pichincha y de Paseo Pellegrini exhibieron su preocupación.

En primer lugar, Reinaldo Bacigalupo, presidente del espacio que nuclea a los gastronómicos de Pichincha, indicó a IMPULSO que no tuvieron contacto con las autoridades por un posible retroceso. Además, señaló que “no se registran contagios en bares” y que en el barrio no hubo “ni registros, ni llamados ni desinfección de locales” por posibles casos de coronavirus.

Asimismo, Alejandro Pastore, presidente del Paseo Pellegrini, dijo a IMPULSO que no recibieron ninguna directiva por parte de las autoridades municipales ante la creciente cantidad de casos positivos en Rosario, y remarcó que desde la apertura de los bares, que tuvo lugar el 8 de junio, no tuvieron que “lamentar ningún contagio interno ni de ningún empleado”.

En torno a la coyuntura actual, Pastore explicó: “En esta situación se destacan dos ejes: primero el rol que cumple la gastronomía para el encuentro social dentro de un marco de protocolos, que evidentemente en las casas de familia no se respetan”.

Por otro lado -continuó- en el aspecto económico sería terrible un retroceso y un cierre, porque bien sabemos que, con mucha suerte, volveremos a tener un 10 o un 15 por ciento de la facturación habitual y estaremos nuevamente en una situación de quebranto total”.

LA SITUACIÓN ECONÓMICA DEL SECTOR

Tras dos meses de actividad ininterrumpida en el sector gastronómico, Pastore detalló que actualmente la facturación de los locales está en un “30 o 50 por ciento, precisó que es una generación de dinero lejana a la necesaria para “subsistir” y sentenció: “Un retroceso implicaría dificultades enormes”.

Bacigalupo, por su parte, relató: “En Pichincha trabajamos al 25 o 30 por ciento de la capacidad habitual. A su vez, los cierres van a seguir. En esta zona ya hubo aproximadamente 15 locales que cerraron sus puertas”.

En paralelo, agregó: “A las pérdidas fuertes que estamos padeciendo se le suman los gastos fijos del traslado del personal, a raíz de los paros del transporte público. Los locales gastan unos 60 mil pesos mensuales en trasladar a sus empleados, lo que equivale al costo de un alquiler”.

LA POSIBILIDAD DE EXTENDER EL HORARIO

El titular del Mercado de Pichincha insistió en la necesidad de extender el horario de atención al público, cuyo límite actualmente es a las 23. No solo que no hay que cerrar, hay que extender el horario para que la gente se junte en lugares en los que se cumple el protocolo. Cerrar a la hora que lo hacemos ahora hace que la gente continúe con sus encuentros sociales en sus casas, de forma clandestina”, manifestó Bacigalupo.

Además, añadió: “Si los contagios se dan en reuniones privadas, ¿por qué no extender el horario de los bares para evitarlas? Todo el mundo sabe que la gente se junta en sus casas, que hay previas y fiestas. Negar eso es negar la realidad”.

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