“1917”, el filme bélico nominado al Oscar que vale la pena ver en pantalla grande

CRÍTICA. Es uno de los estrenos de esta jueves en la cartelera cinematográfica rosarina y gran candidata a llevarse el premio mayor de Hollywood.

“1917”, el nuevo filme de Sam Mendes, que cuenta con 10 nominaciones al Oscar y se estrenó este jueves, es la historia de dos soldados que deben atravesar el frente para llevar un mensaje de suma importancia a un batallón, retratada por dos planos secuencia que merecen ser vistos en una sala de cine.

Lejos está el director británico, ganador de un Oscar con “Belleza Americana”, de creer que las plataformas y la televisión no sirven para ver películas. De hecho, en varias entrevistas ha dejado en claro que no sólo trabajaría en esos formatos, sino que varios de sus anteriores filmes hoy podrían haberse salteado la pantalla grande para ir directamente a los formatos hogareños.

Sin embargo, en el caso de “1917” el realizador pensó a la cinta desde su génesis para ser proyectada en sala, siendo este el primer guión que escribió en su extensa carrera cinematográfica (lo hizo junto a Krysty Wilson-Cairns).

Al mejor estilo “Rescatando al Soldado Ryan”, de Steven Spielberg, un general llama a un soldado para exigirle una misión tan suicida como heroica: debe atravesar la Tierra de Nadie (ese territorio sin dominio de tropas) para entregar un mensaje urgente a un batallón que está por caer en una emboscada alemana.

Como condimento está que uno de los tenientes a ser emboscado es el hermano de uno de los dos combatientes encargados de llevar la misiva.

Pese a la similitud que se puede encontrar con la cinta de Spielberg, que cuenta con memorables escenas de combate, “1917” se acerca más a la propuesta narrativa de “Dunkerke”, de Christopher Nolan, en la que el foco está puesto en la supervivencia y con una dirección orientada al agobio y temor por lo que se pueda encontrar a la vuelta de cada esquina.

Estas sensaciones son firmemente apoyadas por los dos planos secuencia de una hora cada uno en los que está dividida la película (aunque el director reconoció que hay cortes casi imperceptibles)

Pese a ello, la decisión de Mendes, que se alzó con el Globo de Oro a Mejor Director y Mejor Película, no deja de ser correcta y particular.

Por un lado, la cinta está filmada en tiempo real, lo cual logra que la desesperación de los personajes trascienda la pantalla para que el espectador también la sienta; por el otro, esta subjetiva lo hace al público tomar dimensión de lo que fue el rodaje y la aventura de los cabos Blake (Dean-Charles Chapman) y Schofield (George MacKay), asemejándose por momentos a las visuales de un videojuego.

Mendes contó que el trabajo más duro lo realizó en el set natural en la previa a la filmación. En esa etapa, debió medir el terreno y colocar banderines y postas para que tanto los actores como quien manejaba la cámara y el sonido supieran cómo moverse.

Luego de eso, vino armado de las trincheras y lo bunkers, locaciones que también tuvieron un tratamiento especial para el movimiento de los técnicos.

El director contó que el filme está inspirado en una de las historias que su abuelo, un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, le contaba cuando era joven y la cual “siempre” supo que debía ser trasmitida a través suyo.

Con una producción colosal y una historia atrapante, “1917” llega a las pantallas y a los Oscar como una fuerte competidora de otras grandes cintas del año como las aclamadas “Parasite”, del coreano Bong Joon Ho, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, y “Guasón”, filme de Todd Phillps que se impuso en Venecia.

Fuente: Télam