Resulta que luego de haber solicitado sostener la asistencia del Estado en el precio de las boletas de gas y luz, 450.000 argentinos prefirieron no contar con ese beneficio y pidieron ser quitados de la lista.
En agosto, la Secretaría de Energía registró 246.844 pedidos. En julio el número había sido muy bajo, con apenas poco más de 2 mil. Desde ese techo de agosto, en los meses subsiguientes se mantuvo en 73.599 reclamos para renunciar a los subsidios en septiembre, otros 64.211 en octubre y desaceleró hasta 26.812 en noviembre y 12.473 en diciembre.
La implementación de la segmentación completa de subsidios forma parte de las medidas que el Gobierno y el Fondo Monetario consideran central para cumplir este año la nueva meta de recorte del déficit fiscal, que deberá pasar desde 2,5% del Producto Bruto Interno hasta 1,9 por ciento.
El Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE) ordenó a los usuarios en tres categorías: el nivel 1, que son aquellos hogares con mayores ingresos o de titulares que no solicitaron ingresar en el registro de subsidios, el nivel 2 que contempla a todos aquellos que reciben tarifa social, y el nivel 3, de ingreso medio y que incluye a familias con un ingreso mensual de entre 1 y 3,5 canasta básicas (hoy entre $145.948 y $510.818).