Según el Circular Fashion Report 2020, el negocio potencial del mercado es de cinco billones de dólares, el 67% más que el actual valor de la industria de la moda.
Para el Banco Mundial, la moda es responsable por el 10% de las emisiones globales anuales de carbono.
Cada año se consumen 1,5 billones de litros de agua, los desechos textiles superan los 92 millones de toneladas, la elaboración y tintura de los tejidos son responsables del 20% de la contaminación hídrica industrial y el 35% de los microplásticos de los océanos es atribuible a los lavados de prendas en fibras sintéticas, según una investigación publicada en Nature Reviews Earth and Environment.
Además la Ellen MacArthur Foundation estima que cada año se pierden unos 500.000 millones de dólares por indumentarias que apenas se usan, no se donan, no se reciclan y terminan en las áreas de descarga.
Estos son solo algunos de los elementos que indican que, así como en muchos otros sectores (en primer lugar la comida), reducir los consumos de moda y por lo tanto la demanda tendría un primer efecto sobre el impacto ambiental.
Todo esto mientras la industria de la moda experimenta cada vez más soluciones que van hacia la sustentabilidad.
La “moda circular” es un sistema económico que se regenera solo, reutilizando los materiales en los ciclos productivos sucesivos, permitiendo así la reducción del desperdicio.
La moda sostenible es una moda basada en la producción ética, que tiene en cuenta el impacto ambiental (reciclado, reutilización, tejidos biocertificados, procesos empresariales poco contaminantes o con menor uso de agua) y social (sector transparente, compensaciones justas, lugares de trabajo seguros, entre otros).
EXPERIENCIAS REUTILIZABLES
Entre las marcas italianas pioneras en materia de regeneración se encuentra Rifò, en el distrito de Prato: recogen viejas prendas de cachemir, de algodón y de jeans para transformarlas en nueva fibra para vestimenta de alta calidad.
Hay una aceleración también en materia de plástico: el PET se recicla, es decir que se destruye y se transforma incluso en hilado, como para las medias (RadiciGroup de Bergamo y Oroblù de Mantova anunciaron en estos días “Oroblù Save the Oceans”, el primer “collant” de Italia realizado con hilados obtenidos del reciclado del PET de las botellas).
Son diez las marcas italianas que adhirieron al Fashion Pact para la transformación del sector, lanzado por Macron en el G7 2019 (Ermenegildo Zegna, Giorgio Armani, Prada, Moncler, Herno, Salvatore Ferragamo, Diesel, Geox, Calzedonia e Bonaveri). Pero no es fácil llegar a la sostenibilidad.
El informe BoF Sustainability Index, publicado recientemente, traza los progresos de la moda en 15 de los más grandes grupos (de Kering a LVMH pasando por H&M, Nike, Adidas, Inditex, Hermes).
De allí surgió que, “mientras las moda hablan cada vez más de sostenibilidad, el análisis de Business of Fashion relevó que las acciones están más atrasadas que los compromisos públicos, incluso entre las empresas más grandes y con mayores recursos del sector”.
Hay una gran disparidad entre compromiso y acción
Los desechos son la categoría con el peor rendimiento en el Index: e incluso la adopción de las soluciones disponibles hoy -reventa y alquiler- fue limitada.
Además hay que saber que la mayor parte de las ropas en el mundo se realizan utilizando combustibles fósiles. El poliéster a base de petróleo es el tejido más usado, con casi 60 millones de toneladas producidas en 2019.
La segunda fibra más usada en la moda es el algodón, un producto con una compleja impronta ambiental cuyos vínculos con la esclavitud moderna son tan problemáticos como su pasado.
Un ejemplo actual es la guerra actual de algunas marcas con China por la explotación de la minoría uigur en la región autónoma de Xinjiang, donde hay campos de trabajo forzado para producir algodón.
Trasladar la cadena de aprovisionamiento de las materias primas es un desafío colosal, y para la eliminación del poliéster virgen hará falta mucho tiempo.
Adidas, según el informe, es la más ambiciosa, con el objetivo de usar solo el poliéster reciclado a partir de 2024.
Inditex, el grupo de Zara, se comprometió a usar solo poliéster más sustentable para 2025, mientras PVH Corp y H&M Group fijaron sus objetivos para 2030.
Además Kering y VF Corp son las únicas empresas que indican haberse ya comprometido en proyectos piloto centrados en la agricultura regenerativa. En síntesis, entre ambiciones e innovación el camino de la transición es largo.
Fuente: ANSA.
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