La cuarentena expuso la necesidad de rehabitar los espacios del hogar y de utilizar materiales sustentables, duraderos y accesibles.
Después de superar los 200 días de cuarentena, no sólo cambiaron las formas del consumo, sino que también las personas comenzaron a darle más tiempo y dedicación a sus hogares y las prioridades y los conocimientos cambiaron radicalmente a la hora de buscar una nueva casa.
Martín Mom, CEO en Sudamérica de Rehau, empresa especializada en polímeros y energías renovables, aseguró que el consumidor final es mucho más consciente y activo a la hora de buscar un inmueble.
Por su parte, Facundo Garófalo, ingeniero y gerente de proyectos en De Stefano 1913, agregó que, antes, ellos tenían un rol mucho más fuerte a la hora de asesorar, mientras que ahora “el cliente ya sabe qué es”.
“La pandemia trajo un manto de igualdad”, explicó Garófalo, para quien el mercado argentino ahora está en el mismo nivel que el de Europa y Estados Unidos, que solían ser más avanzados.
Y admitió que es un gran desafío “durante la primera fase, la pandemia puso un freno, pero hace un mes que se está reactivando un poco y hay más consultas”, dijo.
Para Mom, la reactivación fue a todo vapor ya que “las personas quieren saber de qué se trata esto de las energías renovables y cómo lo pueden llevar a sus casas, tanto para ahorrar cómo para ser sustentables”, explicó.
Además, aseguró que los desarrolladores también son más conscientes en el uso de los materiales, pero el consumidor final es todavía más experto; “quieren que su vivienda sea agradable y cálida”, dijo.
En tanto, la arquitecta Tatiana Bilbao aseguró que toda arquitectura debería ser sustentable y que la sociedad debe ser responsable con el entorno social y también con el ambiente; “la arquitectura debe responder a su entorno, a su tiempo y a su contexto”, explicó.
“La pandemia nos expuso a todas las carencias que veníamos cargando, ojalá que nos hayamos dado cuenta de la importancia de los espacios en los que habitamos”, dijo.
Además, aseguró que un espacio puede ser sustentable, pero igual discriminar porque no es adecuado para personas que viven en él.
“Hay dos ambientes que resaltan: la cocina, que deja de ser un área solamente funcional y pasa a ser un espacio de sociabilización, y el baño, donde las personas logran encontrar intimidad”, explicó Garófalo.
Con respecto a los materiales de construcción, Bilbao aseguró que se deben utilizar los elementos que son inmediatos y accesibles al lugar.
“Espero que se construya más responsablemente, hay que invertir en espacios que respondan al número económico y que sea un lugar al que las personas puedan llamarlo vivienda”, concluyó.
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