Una familia rosarina que lleva sensibilizando sobre donación de órganos los mismos 21 años trascurridos desde que falleció la segunda de sus hijas impulsa la institución por ley del “Día del Donante” cada 29 de agosto.
Presentado por el entonces diputado nacional Agustín Rossi, el proyecto obtuvo media sanción de la Cámara baja el 20 de noviembre pasado y mientras espera la sanción definitiva en Senadores, una iniciativa similar fue aprobada a nivel local por el Concejo Deliberante de Rosario.
ROSARIO LA PRIMERA CIUDAD DEL PAÍS
“Nuestra ciudad terminó siendo la primera del país en dedicar un día al donante. Emociona”, dijo a Télam Silvia Trivissono, la madre de Antonella fallecida el 29 de agosto de 1999 a los 6 años en un accidente automovilístico, fecha elegida en ambos casos para la nueva efeméride.
La mujer explicó que así como “existe un día del Donante de Sangre, un día del Trasplantado, del Médico, de la Donación de Órganos y del donante de Médula Ósea” es necesario instituir una jornada en la que “las familias de los donantes sean las protagonistas y puedan elegir cómo homenajear” a sus seres queridos fallecidos.
“Siempre se habla del donante de órganos a partir de la muerte, nosotros queremos recordar a nuestra hija desde la vida, recordar los siete años que vivió y no los 21 de ausencia”, dijo su esposo Alejandro.
Silvia explicó que si bien el Día de la Donación de Órganos es un espacio donde habitualmente se celebra y recuerda a los donantes, “queremos que otras familias tengan la misma oportunidad que hemos tenido nosotros de hacer visible a su familiar”, y que tengan dónde y con quiénes rendirle homenaje, “porque muchas veces las familias se separan y las personas quedan solas” queriendo organizar algo para recordar a los que se fueron.
“El 30 de mayo de 2000, Día Nacional de la donación de órganos, fuimos invitados a un homenaje a los donantes. Concientizar se reducía a explicar los pasos de un operativo de ablación y trasplante, describir la angustiante espera de los pacientes o el lamentable desenlace de los que no llegaban a recibir el tan ansiado órgano y por último detallar los requisitos médicos-legales para diagnosticar la muerte encefálica”, cuentan los Trivissono en los fundamentos del proyecto.
“Pensamos que ninguna de esas experiencias habían sido las nuestras, las que nos llevaron a tomar la decisión de donar. Reconocimos que donamos los órganos de Antonella por cómo vivió y no por cómo murió”, prosiguieron.
La idea es que las actividades del Día del Donante de Órganos estén centralizadas en las aulas de cuarto y quinto año de cada colegio secundario –“que son los chicos que sacan el carnet de conducir y a quienes les preguntan si quieren manifestarse por sí o no a ser donante de órganos”- y que cada comunidad educativa “busque en su radio escolar a las familias donantes” que allí viven “para ese día se haga una actividad de homenaje en la escuela”.
“Cuando hacemos el homenaje a los donantes, multiplicamos en muchas personas que ni conocíamos ese beso, ese abrazo que ya no tememos de nuestro ser querido. Nosotros reconstruirnos desde el amor nuestra vida y queremos trasladar lo que nos hizo bien como familia, a otras que no han tenido la misma oportunidad”, concluyó Alejandro.