Schwartzman, vigésimo sembrado del torneo y el único latinoamericano con vida en el último Grand Slam del año, necesitó de 65 minutos para sentenciar el partido ante Sandgren con parciales de 6-4, 6-1 y 6-3.
El porteño se mostró sólido cruzando la pelota, jugando con las paralelas y cambiando el ritmo a su antojo. “Cuando uno tiene confianza las cosas fluyen mucho mejor, los movimientos, las piernas, la segunda pelota después de un saque, una devolución, te sentís cómodo”, dijo a periodistas después del juego.
El joven tenista manifestó que trabajo muy duro, pero “a veces las cosas salen y a veces no, eso es relativo… la verdad es en este torneo, las últimas dos veces, y con esta tercera, me vengo sintiendo cómodo y casi siempre jugando en el mejor nivel”.
En los octavos, encara al alemán Alexander Zverev, sexto preclasificado del torneo, que más temprano venció al esloveno Aijaz Bedene, viniendo de atrás, con parciales de 6-7, 7-6, 6-3 y 7-6.