Una insólita situación tuvo lugar en el Hospital Provincial Dr. Castro Rendón de Neuquén, donde debieron utilizar una linterna para operar a una embarazada por la falta de luz. Además, tuvieron que usar agua esterilizada para la limpieza de manos porque los lavados de cirugía tienen desperfectos.
En este marco Francisco Ariel López, enfermero del área, aseguró: “Fue la gota que rebalsó el vaso, ya basta, le dije a mi jefa inmediata que si esto continúa así, no habilito los quirófanos. La ley me ampara para no poner en peligro a terceros”.
“Estamos en problemas porque no tenemos agua en las bachas quirúrgicas para higienizar las manos antes de ingresar a una operación, las canillas no funcionan bien desde hace tiempo. Las arreglan y resultan parches”, agregó López.
En este sentido, detalló: “Terminamos con una persona con un sachet de agua fisiológica para lavarnos las manos usando un recurso que es escaso y además con un humano que tiene que estar haciendo otra función”.
López indicó que en una cirugía ginecológica en donde una embarazada estaba por dar a luz, la debieron asistir con una lámpara adicional porque las especializadas para iluminar el campo quirúrgico no funcionaban. En tanto que la única iluminación que había era tenue y de baja calidad.
“Tuvimos que usar lámparas y linternas de mano, como si fuera en la Segunda Guerra Mundial, porque no se veía nada. Se requiere una luz muy potente para entrar en un cuerpo cuando una persona está abierta en el quirófano”, aseveró.
El enfermero señaló que tanto “el director, el ministro, el subsecretario y la dirección” saben sobre esta situación. “Es vergonzoso lo que está pasando en el hospital de mayor complejidad de la Patagonia”, cuestionó.