Vicentin y Molino Cañuelas son una fuerte alarma de la necesidad imperiosa de ordenar el Estado Argentino

No es normal que grandes empresas competitivas internacionalmente estén yendo a la quiebra. Si empresas competitivas no se pueden sostener el país no tendrá buen futuro. Las causas están en el desquicio que provoca el Estado argentino por su desorden y mal funcionamiento.

Los casos de Vicentín y Molino Cañuelas tienen un punto en común y es el que mejor ilustra el mal destino hacia donde está yendo la Argentina. El punto en común es que ambas empresas eran competitivas internacionalmente, como lo demuestra el hecho de que accedían a financiamiento internacional. Con aumentos del tipo de cambio, es de esperar que una empresa competitiva no modifique sustancialmente o hasta mejore su posición de negocios. Aun teniendo deuda en divisas, el ser competitiva implica que con la devaluación exporta más para atender su deuda. Sin embargo, en ambos casos la devaluación las llevó a la crisis.

La forma de ver qué es lo que está pasando es con los datos de los principales complejos exportadores de Santa Fe. En el gráfico de abajo se presentan los 4 complejos más importantes que representan el 80% de las exportaciones de Santa Fe. No se incluye el complejo cárnico, que es muy importante representando el 8% de las exportaciones provinciales, porque –como se sabe– tiene prohibido exportar.

En estos complejos se desempeñan las dos empresas en cuestión y miles más que, sin la resonancia de estos dos gigantes, estarían atravesando una situación similar. A grandes rasgos el complejo más grande es la soja, seguido por el maíz y en tercer lugar el trigo y el complejo lácteo.

Conformación de los principales complejos exportadores de Santa Fe

En millones de dólares // 2020

Fuente: LP CONSULTING en base a IPEC de Santa Fe

El problema comienza cuando interviene el Estado. No porque el Estado no tenga que intervenir sino porque lo hace de manera equivocada y atentando a la rentabilidad del negocio.

Primero ingresa la Aduana con los derechos de exportación y saca una tajada equivalente al 26% de la torta. La justificación es que hay que socializar parte de la renta agraria para que el Estado pueda contribuir al desarrollo de la comunidad.

Luego lo hace el Banco Central y establece que el dólar para los exportadores lo fijará él y será de $97. Un valor muy por debajo de lo que cotiza el dólar en el mercado libre formal (contado con liqui) que es de $172. Con este ardid, se lleva otro 32% de la torta. La justificación es que hay escasez de dólares y los dólares son un insumo esencial para la industrialización. Lo paradójico es que se perjudica empresas exportadoras con el fin de “industrializar”.

Y por último interviene la AFIP con los impuestos nacionales, que son 30 impuestos con muy complicados regímenes de percepción y retenciones, y API con los impuestos provinciales, que son pocos pero el principal, que es Ingresos Brutos, es letal para la competitividad y con regímenes de retenciones igual de complejos que los de AFIP. Esto es importante. No se trata sólo de que la empresa tiene que pagar muchos y gravosos impuestos, sino que tiene que trabajar para la AFIP y API cobrándole los impuestos a sus proveedores (retenciones) y a sus clientes (percepciones) a costo administrativo de la propia empresa.

Costo que no es trivial porque hay que tener grandes departamentos de impuestos dentro de las empresas, con muchos contadores, muy versados en el arte (no de producir) sino de cobrar percepciones y retenciones para la AFIP y API. Sin contar este costo administrativo, AFIP y API se llevan otro 12% de la torta.

El Estado y los complejos exportadores de Santa Fe

Fuente: LP CONSULTING en base a IPEC de Santa Fe

La plata que le quedó a los complejos exportadores de Santa Fe es un 23% de la torta para la soja, 3% para el maíz y 2% para el trigo y lácteos cada uno. O sea, de todo lo que exportaron, a estos 4 complejos les quedó sólo el 30%.

Toda sociedad moderna tiene que tener un Estado. Ese Estado puede ser grande. Pero lo que no puede ser es irracional, como es el Estado argentino.

Más allá de las culpas que le puedan caber a los directivos de ambas empresas, lo que Vicentín y Molino Cañuelas le está mostrando al país es que con este Estado, tan voraz y desordenado, no hay modelo de negocio que, por competitivo que sea, se pueda sostener.

Fuente: LP CONSULTING